Llevamos mucho tiempo relacionando todo lo que sonara a jóvenes con palabras como
botelloneros, ninis, hijos de papá, y otros calificativos. Pensando que su situación era envidiable y fruto de una acomodaticia etapa de bienestar económico. Todo parecía un bello cuento con un final incierto en el que todos poníamos y repetíamos, con ese aire de sabiduría añeja, la moraleja de:
el tiempo y la vida, ya les enseñará.
Pero lo cierto es que un buen día, poco antes de las elecciones municipales en
España , multitud de jóvenes comenzaron a reunirse y a acampar en las plazas españolas y tomamos conciencia de que algo había dejado de funcionar.
Y todos ellos forman parte de nn nuevo movimiento bautizado:
15M o Mov. de indignados que ha venido a constatar que algo está cambiando. La repercusión social ha sido inmediata en todos los medios, como ejemplo en
Público y en buena parte de los intelectuales progresistas, que han seguido la estela de
Stéphane Hessel, autor del
milagro editorial «¡Indignaos!» y héroe de la
Resistencia francesa , que ha expresado el deseo de que su alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica se «contagie» por todo el mundo.
Y este movimiento ha tenido una repercusión profunda, aunque poco comprendida por muchos. Pero veamos algunas de sus reivindicaciones:
- Reforma de la Ley electoral. Una ley electoral que garantice la igualdad de voto y no fomente el bipartidismo y la alternancia en el poder.
- Democracia participativa. No conceder la autoridad sino que los ciudadanos tengan voz y voto en las decisiones más importantes. Y que el voto nulo sea tenido en cuenta.
- Intolerancia a la corrupción y transparencia política y bancaria. El nivel de corrupción ha alcanzado, según ellos, un nivel muy alto. Existe una corrupción que afecta a la separación de poderes que debe volver a su idea original, distinguiendo poder político y judicial.
No parecen reivindicaciones tan disparatadas ni fuera de sentido, especialmente en un país tan peculiar como
España . Para corroborarlo, permitidme que en este punto os vuelva a recomendar el corto
Españistán de
Aléix Saló (y algún
comentario en prensa sobre éste), y recordaros que la tasa de
paro juvenil en España, que ha sido dentro de la
OCDE la que más ha crecido en porcentaje desde el comienzo de la crisis, se mantendrá por encima del 40% al menos durante 2011. Gente joven y muy válida con un difícil futuro. Todo ello nos debe servir para aproximarnos a este movimiento, que aunque ciertos radicales le han dado un
tamiz violento, la mayoría apuesta por el diálogo y no debemos dejar de escucharlos para no convertirlos en:
indignados-cabreados -apaleados
Hasta pronto y os dejo con
Mafalda, para que la vida sea un poco más bella:
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