miércoles, enero 10

Música de poemas de Antonio Machado


De Joaquín Sorolla
        Un pequeño homenaje a la obra machadiana, con sus palabras y la adaptación musical. Su obra poética se abrió con Soledades, escrito entre 1901 y 1902, y casi reescrito en Soledades. Galerías. Otros poemas, 1907. Durante su estancia en Soria, Machado escribió su libro más noventayochista, Campos de Castilla, publicado por la editorial Renacimiento en 1912. Sus protagonistas son las tierras castellanas y los hombres que las habitan. Le siguió  Poesías completas 1917, en la que se incrementan los libros anteriores con nuevos poemas y se añaden los poemas escritos en Baeza tras la muerte de Leonor, los populares «Proverbios y cantares» —"poemas breves, de carácter reflexivo y sentencioso"—, y una colección de textos de crítica social, dibujando la España de aquel momento.




La saeta

      Este poema lo escribe Machado, en 1914, forma parte del conjunto final Campos de Castilla. Machado crea una saeta dedicada al Cristo de los Gitanos, aparentemente es un poema sencillo. Muestra cómo el pueblo andaluz, aunque podría generalizarse, entiende la religión rindiendo culto a la muerte de JesucristoSin embargo, Machado expone el rechazo a esta idea y que prefiere una religión donde se representa a Jesucristo como un ser con vida y activo. Creo que es una reflexión muy interesante sobre nuestra concepción de la religión. Aquí traigo la soberbia y archiconocida adaptación de Juan Manuel Serrat en 1969, pero con la voz increíble de Camarón
 con el que la música parece adquirir otra dimensión.

¿ Quién me presta una escalera
para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?

Saeta popular


 ¡Oh, la saeta, el cantar 
al Cristo de los gitanos, 
siempre con sangre en las manos, 
siempre por desenclavar! 

¡Cantar del pueblo andaluz, 
que todas las primaveras 
anda pidiendo escaleras 
para subir a la cruz! 

¡Cantar de la tierra mía, 
que echa flores 
al Jesús de la agonía, 
y es la fe de mis mayores!
 
¡Oh, no eres tú mi cantar! 
¡No puedo cantar, ni quiero 
a ese Jesús del madero, 
sino al que anduvo en el mar!



Cantares

       La letra está compuesta por tres estrofas de Antonio Machado, que pertenecen a la sección «Proverbios y cantares» del poemario Campos de Castilla 1912, seguidas de otras tres escritas por el propio Serrat, en las que incorpora los versos, también de Machado «caminante no hay camino / se hace camino al andar». El poema, invita a descubrir nuevos horizontes en la vida, a encontrar nuevos paisajes, nuevas gentes, nuevos lugares, nuevas reflexiones. Y lo importante para recorrer cualquier camino, no se sabe lo que se encontrará, y lo que si quedarán son "estelas en la mar" (recuerdos de lo vivido)


Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.

Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...
Nunca perseguí la gloria.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...

Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar:
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse, le vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."




Hastío


      El poema  forma parte del libro Soledades, galerías y otros poemas. Este poema nos describe un lugar, donde seguramente el autor debía pasar muchas horas de pequeño. Nos lo describe con nostalgia y melancolía y con especial atención en algunos de los detalles de éste, que seguramente de pequeño era lo que más le llamaba la atención. El poema está formado por cuatro estrofas de cuatro versos cada una. En estos versos nos describe de una manera poco entusiasta, lo silencioso que es, un día normal en un lugar familiar y conocido. Aquí la adaptación de Vicente Monera:


Pasan las horas de hastío

por la estancia familiar,

el amplio cuarto sombrío

donde yo empecé a soñar.


Del reloj arrinconado,

que en la penumbra clarea,

el tic-tac acompasado

odiosamente golpea.


Dice la monotonía

del agua clara al caer:

un día es como otro día;

hoy es lo mismo que ayer.


Cae la tarde. El viento agita

el parque mustio y dorado...

¡Qué largamente ha llorado

toda la fronda marchita!


   

                                          

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