lunes, enero 1

A Javier Egea, "Quisquete"

    Cuando escribes un libro, parte de ti se introduce por los poros de una piel. Algunos, los que te lean, podrán descubrirte por otros poros en un lugar diferente y lejano, en un tiempo próximo al tuyo o totalmente remoto.
    Yo además de muchos libros mágicos con los que he soñado,  reído, llorado, amado, odiado, gritado, sentido miedo, dolor,...; tengo libros que son un pequeño tesoro. 
 
                
        Uno de estos lo escribió Javier Egea, me lo regaló alguien, de quien la vida y el tiempo me ha definitivamente separado, el libro es:
 
 Serena luz del viento Granada, 1974
 

... se nos ha muerto el viento
de repente 
 
Tú ya sabes, amor, pequeña ausente,
que no se quiebra el beso sin la brisa...
Y sin saber el talle de la risa
se nos ha muerto el viento de repente.
 
... Se nos ha muerto el viento de repente,
se desplomó la sombra, y la sonrisa
no borda la mirada ni se alisa
este ceño cansado de mi frente.
 
Porque se ha muerto el viento de repente
y así no nace el mar ni se devana
la ronca y bella voz de su campana.
 
Porque se ha muerto, amor, y, tristemente,
ya no se quiebra el beso ni se siente
ese dulce rumor de la mañana...
 
Granada 69

 
      Conocí a Egea en uno de sus recitales en la legendaria Tertulia de Granada, su voz franca y amable, destilaba poemas irónicos, tristes, graciosos... Cuando terminó, mi adolescente curiosidad literaria le pidió una dedicatoria: 
  
 "Para ti, desde
  mi más jonda
  alegría"

      Además quien me lo regaló en la página posterior ya había escrito, con una letra cálida y redonda:

  "Espero que nunca 
me olvides"
 
       Y en verdad nunca lo he hecho. Esto lo escribo muchos años después, sabes que nuestra miradas, las pocas veces que nos cruzamos, se muestra indiferentes. Pero no te he olvidado. Al menos queda la emoción intensa del recuerdo y sobre todos los versos de Egea. Versos sencillos y tiernos; indiferentes para muchos y, tal vez, significativos para otros. Versos como éstos:


"Perdóname el haberte conocido
con un trazo de risa en la mejilla.

Yo soy triste, mi amor, y tú lo sabes,
y tan tristes y amantes mis caricias.

Perdona mi alegría si mañana
me olvido la tristeza entre tus labios

o, sin querer, apenas un momento,
me aflora la sonrisa por los párpados.

Yo soy triste, mi amor, y tú lo sabes,
y así, tan triste siempre, me conoces." 

                                   Bilbao, Marzo 71
 
 
 
 

        Y por si alguien quiere conocer sobre este poeta, os invito a ver el documental de 14 mayo de 2020. Una producción de MEDIARED con la participación de CANAL SUR TV:

LA SOLEDAD DE UN POETA

 

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