
Llevo varios años observando cómo compañeras como
Rosa y Encarna, realizan una labor interesante con el desarrollo de un
Huerto ecológico escolar. Como ocurre en un sinfín de ocasiones en esta vida, su esfuerzo y entusiasmo no recibe todo el reconocimiento acorde con lo que hacen: los desmotivados alumnos, desinterés general por el medio ambiente, sociedad que no valora lo sencillo, y tantas otras cuestiones. Pero eso no quita, mi admiración por una idea tan estupenda y necesaria para crear valores de acercamiento a la Naturaleza, tan necesarios ahora que no dejamos de devanarnos los sesos con un sinfín de
nuevas técnicas educativas y seguramente
estamos olvidando las esenciales...