viernes, noviembre 25

Microrrelatos



      Escribir una historia que tenga su planteamiento- nudo- desenlace en un espacio realmente reducido, es un auténtico reto. Yo creo que si conseguimos encima que nos guste, debe ser como ese  aperitivo de un manjar, de esos que no nos apetece nunca dejar de saborear. Dicho esto, si tienes algo de apetito, aquí tenéis una muestra de los microrrelatos que he ido recopilando entre amigos y en el lugar donde trabajo:


     Hay sombras. La noche ha llenado todos los huecos del mundo. Tengo pánico a la oscuridad. Empiezo a notar mi corazón latir con mucha velocidad, como si fuera un bólido que se precipita en medio de la nada. Noto alguna presencia..., un crujido,... alguien me sigue. No puedo más, mis músculos comienzan a ponerse fríos, se paralizan...tengo miedo. Más crujidos..., pienso en el fin,..., mi vida pasa en mi mente en unos segundos,... allí está. La evidencia de alguien tras de mí es total, tiemblo de horror. Creo que estoy acabada.
         - Me puedes dar de una vez el microrrelato, llevo dos semanas esperando.
         - Ahhhh,...yo....ehhh,... ho, hola....ufffff , va vale, pero... ¿sube la nota?

                                                                (Algunos de mis sufridores, me entienden,  Diego)



    Siria. El profesor llegó a clase. Los alumnos quietos, callados. El profesor se sienta, levanta la cabeza después de pasar lista, ¿silencio aún? No pudo dar clase a las sillas y a las mesas.       

                                                     
 (Encarni)



     Cada vez que se enroscaba el cabello pensaba en él. Sus rizos estaban impregnados por el sabor de sus besos, por sus caricias y por el tacto suave de su piel. Su cabellera era un universo de sensaciones. Sus cabellos eran el amor escrito entre ondas salvajes de color café.

                       (Gabriella) 






   La viuda vació el reloj de arena y lo llenó con sus cenizas. Así él seguiría ocupando todo su tiempo. En algún lugar te dejé olvidado. Por fin, puede que en el mismo lugar donde tú me olvidaste. Al principio.

                                                          (Sofía)





      La noche le abrió paso a la luz de un día que se tornó triste, pesado, que regresó con la rutina y el hastío. De pronto, unos suaves besos, como de terciopelo, pasean por tu pecho con íntima y muy delicada suavidad.
Con dificultad consiguen despertarte del semiinconsciente sueño.
Sí, acabó el domingo.
Regresar hacia otra repetitiva semana.
El café está preparado.
Yo no.

 (Lucía)



                                                   El abrazo perpetuo

Cambié de opinión y regresé. Pensé que sería buena idea comprobar cómo era eso de ser persona; pero tú no me sentías, ¿qué podría hacer en tu vida? ¡Habrías sufrido tanto! No me llores más, fue lo mejor para los dos, confía en mí; sin embargo, no quiero despedirme sin decirte que te quiero. Sí, te quiero muchísimo, recuérdalo siempre”. Mi útero vacío lo echaba de menos. Mi corazón tuvo el valor de construirle un hogar y al fin pude quererlo… en paz.

                                                         (Nathalie)

 (Augusto Monterroso)





    ...el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida.

                                                                               ( Gabriel García Márquez)



 EXÁMENES


     Eran ya los últimos días de curso y los temibles exámenes se echaban encima. Los profesores les exigían  el doble de atención en las clases y les ponían también el doble de lecciones para estudiar en casa.Tanto que Ruy, que se tomaba todo muy en serio, dedicaba ahora hasta los recreos a repasar las leccione, y con los codos sobre el pupitre y la cabeza entre las manos con las que se cogía las orejas, no hacía más que repetir cosas del artículo determinado y del indeterminado,y de los fenicios y los cartagineses, lo que resultaba tan latoso que su hermano Illán huía de él como de la peste. Pero lo peor fue que Roberto, su amigo del alma y compañero inseparable, también había sido cogido por la fiebre del estudio,e Illán, al ver su deserción, se había quedado aplanadísimo.
-Pero ¿ para qué estudias ?... Di ¿ es que te importa a ti algo de los fenicios esos o de los nombres sustantivos ?
   Roberto,entonces, había levantado la cabeza que tenía metida entre los libros y con todos los pelos de punta como siempre que la vida le resultaba difícil, y su respuesta había sido contundente:
-No me importa nada, pero mi padre ha dicho que, si apruebo todo el curso, me compra una bicicleta .
  Illán se quedó pasmado. Nunca se le había ocurrido mirar bajo aquel prisma el engorro de los estudios escolares, y en seguida, quiso entrar en negociaciones con su padre.
-¿ Qué me darás tú si apruebo el curso entero, papá?
-¿ Darte? ¿ Por qué habría de darte algo? ... Aprobar el curso es tu obligación.
 No es que Illán hubiera esperado grandes resultados de aquellas negociaciones con su padre .Pero había que probar. Aunque casi se alegraba del resultado, porque así se sentía por completo libre de irse al parque a jugar a la pelota en vez de quedarse haciendo aquel problema de tantos por ciento que era una ensaladilla de mala idea. Porque, ,además ¿ y si el padre de Roberto se arrepentía y no le compraba la bicicleta? … Illán no se fiaba mucho de esas vagas promesas que hacían los mayores      Prefería a su padre que, ,por lo menos, era claro.
Desde luego que no tenía sentido común decir que aprobara el curso porque era su obligación.Pero todo el mundo sabe que nadie tiene sentido común después de cumplir los doce años.

                                                    ( Carmen)


  
     Giro la cabeza y miro por encima de mis hombros. La devastación era total, una catástrofe, no quedaba ser vivo. Tomo la niña en brazos y avanzo hacia el horizonte naranja. El último atardecer sobre la Tierra.
                                                            ( Yassine)






                                                                

                                                              

Tempus fugit



 Dejó pasar el invierno y se abrazó a la primavera. Se vistió con aquel delicado perfume y se dirigió con paso firme hacia su destino. Debía aprovechar el tiempo, antes de que el otoño se lleve sus pétalos.

                       (Gabriella) 





                                                            Soy Flor.

Me enorgullece un nombre que significa naturaleza.
Mi otro nombre aunque no lo utilizo es Mariana, me da sensación de lucha, tal vez porque Mariana  lo era. Me gusta mi función, me gusta pelear y defender lo mío y lo que más me gusta es sobrevivir a este rechazo territorial porque lo que tengo asignado es mío.
No hay fronteras que nos quiten nuestra seguridad en nosotros mismos.
     
                                                           ( Flor)



   Como estaban de vacaciones de verano, en aquella casa desayunaban más tarde de lo normal. La madre recogía puntual las botellas que el repartidor de leche depositaba en las puertas. 
         - Este lechero borrachín no deja de sorprenderme, se queja del vino tan malo que había en las botellas, ¡vaya tío pesado! Le voy a dar vino a ése.
         - Mami cuando, vinimos del cine estaba haciéndome pis y no me podía aguantar.
                                           
                                                      ( Uno que pasaba por aquí)





                                                                   LA LUZ


No pudo dormir en toda la noche. Imposible quitar de su mente el sol entrando por la ventana mezclado con unos reflejos de oro de un pelo ondulado de sutiles degradados, obsesión de sus ojos que no eran capaces de ver la oscuridad, sólo luz. Hace bastantes años le ocurrió algo parecido.
Ya entraba en el cuarto la tenue claridad del amanecer. Sonó el despertador, se volvió y pudo ver el brillo apagado de un pelo liso de color azabache.

                                                             (Pépé le Moco)



    Me levanté para beber agua en mitad de la noche, no oír a mi perro me extrañó. Al abrir el frigorífico, vi una sombra. Pensando que no sería nada volví a mi cama, pero había alguien allí. Lo siguiente que sentí fue frío y el sonido de mis hijos gritar.
                                                        ( Marina)


Me levanté entre los cartones, el día se presentaba malo. Recaudé dinero y me compré un traje. A partir de ahí, empecé a buscar una familia.
                                                         ( Pepe)



                                                   The End

Lo puedo adivinar en mis huesos: se acerca ya la hora del final. Me siento abandonado por la vida y deseando que los días pudieran rebobinarse como un rollo de película. Volver a ver a quienes ya dejaron de venir a verme, sentir los últimos y eternos besos que se disiparon en la nada, ver cómo el amor comenzaba ahí y concluía en el desconocimiento. Sentirme entre jóvenes e ilusionarme por gánsters, vaqueros y vivos colores, hasta que estos desaparecieran. Una infancia triste de mi vida en blanco y negro, cuando me prohibían ver ciertas cosas. Estaba solo entre las incomprensibles voces adultas, hasta que dejé de oírlas y tan solo leía y los veía moverse. Pero cuando dejé de leer, aquellas sencillas y móviles imágenes me sorprendían y aterrorizaban, hasta que por fin todo quedó fundido en negro, y me llegó el olvido. Hoy han demolido el viejo cine.

                                                                   (Luis)                    

                                            Abrazos



 El faro y la ola se fundieron en un húmedo abrazo. Volveré para abrazarte de nuevo, dijo ella, y el faro brilló con más fuerza.

                                                      (Gabriella)





 Yo siempre le decía que había dos tipos de personas para todo. A ella aquello le hacía gracia. Al final acabó casándose y el día de su boda, decidió marcharse de mi lado, le dije que seguía pensando que había dos tipos de personas, el resto y ella.

                                                
                                                                     ( Laura)




Me acuerdo de las noches de verano que bajaba a por agua a la fuente, contando las estrellas...

    Recuerdo las noches de verano que bajaba a por agua a la fuente, contando las estrellas. Siempre imaginaba que me acompañaban. Cuando miraba al cielo, no veía ni la osa mayor, ni la osa menor, sino un carro tirado por bueyes que me llevaban directamente a la luna, ésta ponía caras diferentes según del lado que yo la mirase. A pesar del terror que me inspiraba la casa del señor Chor y los graznidos del cuco, lograba vencer el miedo.

                                                                   (Teresa)



      Se levantó como acostumbra, torpemente. El día anterior había extraviado sus gafas, apenas percibía sino sombras. Lo llamaron con insistencia desde fuera, el tono era diferente al habitual. El sol, comenzaba a alumbrar con unos tenues tentáculos que percibió con agrado. La brisa matinal, portaba ese aroma floral que presagiaba la nueva estación. Percibió algunas sombras frente a él, caminaban rápido, luego se detenían.
        - Apunteeen... Fuegoooo

                                                                 (Un amigo)


                                                             


                       El beso




    La nube y la luna se besaron sin prisa. Aquel encuentro iluminó la noche otorgándole al cielo suspiros de belleza. No duró mucho tiempo, la nube siguió su ligero viaje y se despidió lentamente, dejando atrás su efímera cita.
                   


                     (Gabriella)






     

       La mayoría de las imágenes que he utilizado me las ha proporcionado Gabriella Mariani. Os agradezco a todos por vuestra colaboración, experiencia genial.  Y para  los posibles lectores, si os habéis quedado con hambre y queréis matar el gusanillo, podéis aportar vuestro propio microrrelato en los comentarios.


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