jueves, mayo 3

El espantapájaros que no quiso serlo (Cuento para inquietudes)


        Aquel año estaba siendo especialmente lluvioso y frío. Eso era duro, pero es que además su trabajo consistía en estar siempre sin moverse, salvo cuando llegaban los pajarillos 🐤🐦🐥 a los que tenía que asustar con bruscos movimientos. El caso es que el espantapájaros, se había hartado y decidió que ya no quería estar más allí. Pero claro, tenía un problema ¿cómo iba a caminar? Nunca antes lo había hecho. Y luego pensó ¿dónde voy a ir si no conozco a nadie?
           Durante mucho tiempo, lo único que había visto era una extraña y grandiosa construcción realizada con metal. En fin, desenterró sus pies del suelo y comenzó a caminar hacia ella.



                 Cuando llegó allí, después de caminar un buen rato, un grupo de obreros 👷👷 trabajaban al pie de la torre. Al ver al espantapájaros, se quedaron muy sorprendidos. Uno de ellos alzó la voz:
- ¡Eh! espantapájaros, ¿qué haces fuera de tu sitio? tú sólo sirves para espantar pájaros
- Bueno, eso creo, pero estaba ya cansado y quería conocer a otros seres.
- Eso es imposible, uno sólo puede estar para lo suyo en la vida, no se puede cambiar lo establecido.
- Pero, yo estaba muy aburrido y quería tener amigos y poder hablar con otros... Tal vez vosotros me podáis ayudar...
                Aquello les resultó divertido a los operarios que comenzaron a reír a carcajadas. El espantapájaros se sintió triste y decidió seguir su camino sin un rumbo cierto.



                    No paraba de caminar y empezaba a darse cuenta que el mundo era mucho más grande de lo que él pensaba. Él creía que todo tenía un fin, pero ahora entendía que cuando llegaba a unas montañas siempre había otras detrás.

         Como no paraba de llover, sintió por primera vez en su vida la necesidad de buscar un techo. Así, se dirigió a una pequeña aldea que divisó a lo lejos. Al llegar comprobó que las pocas casas estaban totalmente cerradas. No se veía a nadie en ese lugar, ni se escuchaba ni el más mínimo ruido. Pero al rodear una casa, en la parte de atrás se encontró una niña muy pequeña 👧 que jugaba con un conejito 🐇. El animal al percibir al espantapájaros se asustó y salió corriendo; pero la niña le dedicó una espléndida sonrisa que le llenó de alegría.
          La niña con un gesto lo invitó a sentarse frente a ella y comenzó a enseñarle los diferentes juguetes, él logró sentarse con mucho esfuerzo y sintió por primera vez que otro ser se preocupara un poco por él.


                     Al poco rato una voz del interior de la casa reclamaba a la niña, apareció la que debía ser su madre en la puerta de la vivienda.
- ¡Eh!  espantapájaros, ¿qué haces aquí? deja que mi niña juegue en paz.
- No perdone, sólo buscaba amigos...- Mira tú eres diferente, si quieres amigos busca otro de tu estilo.
- Es que como yo, no hay muchos y me gustan los amigos diferentes.- Bueno lo siento, mi niña no necesita amigos, así es que te puedes ir.



                     Se marchó triste y decepcionado. Y comenzó a caminar sin rumbo. Mucho rato después llegó a una construcción algo descuidada que resultó ser una granja de animales. Allí convivían muchos y variados 🐂🐄🐏🐐🐑🐓🐖. Su primera reacción fue de asombro y pensó que como había tanta variedad, él sería muy bien acogido. Alguno se le acercó por detrás y le dijo:
- 🐷 Eh!! espantapájaros, ¿qué haces aquí? ¿has traído dinero?
- Ah, hola, ¿dinero? yo estaba perdido y solo y quería...
- 🐷 Mira si no tienes dinero, no queremos a nadie. Bastantes problemas tenemos ya nosotros.
- No sé lo que es el dinero..., sólo quería conocer a otros...
- 🐷Si no tienes dinero ya te puedes ir no nos interesa tener más amigo.
- 🐮 Pero no seas así una noche no pasa nada, tampoco nos cuesta tenerlo un rato.

                    El espantapájaros salió triste, no quería causarle problemas a nadie. Se había puesto de nuevo a llover un agua que blanqueaba, queriendo ser nieve y hacía bastante más frío. Comenzó a caminar y caminar. No había pasado nada bien el día y, lo peor, no sabía bien qué iba a hacer. Cuando más triste estaba, levantó la mirada y reconoció en la lejanía algo que le resultó familiar. Sí era la torre metálica que tantas veces había visto. Buscó el lugar donde había estado siempre, pero le costaba trabajo porque todo estaba muy oscuro. Decidió quedarse quieto y esperar.
                   Después de mucho tiempo, las primeras luces, empezaron a dejar reconocer los lugares y, poco a poco, podía situarse y buscar su lugar en el mundo. Allí donde había peleado y asustado a innumerables pajarillos. Allí llegó e introdujo con mucho esfuerzo sus pies en la tierra.

                            Ya con la luz potente del día fueron muchos los pajarillos que comenzaban a revolotear sobre su cabeza. A él aquello le empezó a transmitir una importante sensación de alegría y bienestar. Algunos los más atrevidos, se posaban incluso sobre él.

- 🐥¡Eh! amigo espantapájaros, ayer no estabas aquí, te hemos echado mucho de menos.
- 🐦 Es verdad, la vida es un verdadero rollo cuando tú no estás...
- 🐤 ¡Qué bien que has vuelto! seguro que ahora ya no nos vas a asustar más.

                     El espantapájaros sintió una sensación de alegría que le llenaba todo su cuerpo, algo que nunca había sentido en su vida. Los pajarillos habían logrado evitar su habitual gesto gruñón y hasta unas lágrimas recorrían sus mejillas. Parece que ya sabía donde estaban sus verdaderos amigos:
- Ni se os ocurra pensar que voy a dejar de espantaros, es más, lo haré desde ahora con más energía y decisión.





                                              Fotos realizadas en marzo de 2018 por la Vega de Granada

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